Por lo tanto, existen muy buenas razones,para aumentar la cantidad de platos que los incluyan, si actualmente, no somos muy adictos a ellos.
El trigo, el maíz, el arroz, la avena y otros cereales, son esenciales fuentes de almidón.
Esta sustancia, es un hidrato de carbono, como el azúcar, pero se absorbe lentamente, lo que proporciona glucosa en forma contínua y pausada. Esto es conveniente para mantener las energías a lo largo del día, sin subas y bajas.
También, si se consumen cereales integrales, se obtiene una importante cantidad de fibras.
Algunas son insolubles, como el salvado de trigo. Éstas aceleran el tránsito intestinal. Otras que son solubles, como el salvado de avena, absorben colesterol y grasas, previniendo su acumulación en las arterias.
Por otra parte, los cereales aportan proteínas que, combinadas con otras como la leche, el huevo y el queso, permiten reemplazar perfectamente las carnes.
Los cereales, contiene fósforo y algo de hierro. Pero son pobres en calcio, vitaminas A y C. Combínelos con alimentos ricos en estos nutrientes y podrá aprobecharlos para comidas muy sanas.
Fuente: Salud y Cocina.
Por: Olga Elisabeth Sosa.