Comer ajo:
Según estudios recientes, el consumo diario de un diente de ajo crudo, permitiría una baja significativa (del orden del 20%)de la tasa de colesterol sanguíneo, particularmente del colesterol malo.
Pescado, cuanto más graso, mejor.
Si cuando hablamos de colesterol, lo primero que decimos es que es necesario eliminar las grasas de nuestra dieta, el pescado es la excepción. Ricos en omega 3, los pescados grasos son los más saludables. Debemos consumir salmón rosado, atún, sardina o trucha, una vez por semana como mínimo. Otros pescados pueden formar parte de la dieta, ya que sin duda, son má sanos que otras carnes.
La importancia de los omega 3.
Los omega 3 son ácidos grasos presentes en pescados y aceites. En los últimos años, los científicos comprobaron sus sorprendentes propiedades para bajar el colesterol en tasas significativas, especialmente el de tipo LDL, y aumentar levemente el HDL. El resultado; una mejora total con una baja de los triglicéridos.
Son fuente de omega 3, los pescados de aguas frías (salmón, sardina, atún, trucha), y los aceites vegetales de semillas de lino, nueces y colza. Otras fuentes de alimentos incluyen granos enteros, legumbres y vegetales de hoja verde.
Evitar las salsas y jugos de cocción.
Muchas veces el colesterol se esconde donde menos lo pensamos. Las salsas y los jugos de cocción de las carnes y del pollo, son dos sitios en donde podemos encontrarnos con ese indeseable huésped. La recomendación es evitarlos a ambos.
Un buen probiótico.
Los alimentos probióticos, que constituyen un nuevo rubro en el terrenos de la salud,contribuyen a mejorar el metabolismo en la vida moderna. Estudios recientes demuestran que ayudan a optimizar el funcionamiento del sistema inmunológico. Los probióticos son microorganismos vivos, que al ser ingeridos en cantidades adecuadas, producen efectos benéficos para la salud, además de los efectos de nutrición.
Se utilizan para aumentar la resistencia contra microorganismos patógenos, estimular el sistema inmunológico, disminuír la severidad de los problemas de intolerancia a la lactosa, prevenir diarreas, reducir las enzimas fecales relacionadas con el cáncer de colon y reducir el colesterol.
Reducir las yemas.
Aunque recientes estudios parecen indicar lo contrario, investigaciones anteriores alertaban sobre el alto contenido en colesterol que poseen las yemas del huevo. Se recomienda reducir el consumo de huevos, a un máximo de dos por semana.
Cebolla para la circulación.
La presencia de aliina, aunque en menor cantidad que en el ajo, convierte a la cebolla en un alimento ideal por sus propiedades antitrombóticas (no formación de coágulos en la sangre). Es adecuada para fluidificar la circulación sanguínea y evitar o luchar contra las enfermedades circulatorias como el colesterol.
Extraído de: Alternativa Natural.
Por: Elisabeth Sosa
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