Como los niños no tienen desarrollado el sentido del sabor, no es necesario agregar condimentos, ni sal, ni azúcar en las comidas.
Además, a medida que el niño crece, los cereales integrales son invalorables, ya que son ricos en vitaminas y minerales, gracias a su cáscara y gérmen.
Los pequeños deberán ingerir panes, postres integrales y caseros, frutas, miel...
Y evitar en los tres primeros años, la ingesta de golosinas, chocolates, gaseosas, helados, papas fritas, y en tal caso, limitarlos a cuando el niño tiene actividades sociales.
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Olga Elisabeth Sosa
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